martes, 8 de octubre de 2013

Whatsapp, el «destrozaparejas»

«Tu última conexión fue hace cinco minutos y yo te envié un Whatsapp hace diez, ¿por qué no me has contestado? ¿qué estabas haciendo?». Esta frase, en todas sus variantes posibles, se ha convertido en una de las preguntas más temidas del momento. Precede, inquisitoria, a la tormenta de una seguramente interminable discusión provocada por en es un claro ejemplo del comienzo de una discusión provocada por la condenatoria dinámica de uso del Whatsapp. Ya saben: mensaje enviado, un check; mensaje recibido (que no leído), doble check; última conexión, en línea, etc.

Las nuevas tecnologías, relacionadas directamente con las nuevas formas de comunicación, se han convertido en una herramienta indispensable en nuestro día a día, haciendo más fuidas nuestras interacciones sociales, pero convirtiéndose en una inacabable fuente de problemas en cuanto a relaciones personales, sobre todo de pareja. Un alarmante dato da fe de ello. Un informe llevado a cabo por el diario CyberPsychology revela que al menos 28 millones de relaciones se rompen por causa del Whatsapp y las redes sociales como Facebook.

Este bache sentimental ya ha sido bautizado como «síndrome del doble check» o última conexión, haciendo referencia al pequeño visto bueno que aparece en pantalla cada vez que se envía un mensaje a través del popular servicio de mensajería y que se convierte en una marca doble cuando el mensaje es recibido correctamente por el dispositivo del destinatario. Uno de los grandes problemas -aunque no el único- surge concretamente aquí, cuando el usuario cree erróneamente que ese segundo visto bueno significa que mensaje ha sido, además de recibido, leído.
El otro problema tiene peor justificación: la infalible hora de última conexión. Para aquellos que no lo sepan, el Whatsapp informa en la parte superior de cada conversación individual del momento exacto en el que la otra persona ha visualizado los mensajes. Si está conectado, indicará que nuestros interlocutor está «en línea». Que el otro sepa a que hora has dejado de usar Whatsapp puede convertirse en un problema dificil de sortear que, normalmente, acaba convirtiéndose en recproches del tipo «Anoche después de darme las buenas noches estuviste 'en línea' hasta tarde ¿con quién hablabas?».

Ante esta incómoda exposición de lo que uno hace o deja de hacer, la compañía de mensajería isntantánea habilitó hace un tiempo la opción de desactivar la última conexión para que nuestros contactos no puedan ver cuándo nos conectamos por última vez. Sí pueden controlar, en cambio, cuando estamos «en línea», pero en el momento en el que salimos de la aplicación dejan de recibir pistas sobre nuestros pasos en el chat. ¿Desventajas? Si ocultamos nuestras últimas conexiones tampoco podremos ver las de nuestros contactos.

Otros riegos que planean sobre esta compleja dimensión virtual que ahora afecta a las pareja son el uso de las redes sociales como Facebook o Twitter. La publicación de fotos y otras informaciones en la red ya han propiciado más de una y de dos rupturas. La conclusión que inteligentemente puede sacarse de este estudio es encarar las relaciones amorosas desde la perspectiva tradicional, intentando no obsesionarse son dobles checks, últimas conexiones o actualizaciones con dobles sentidos que no provocan nada más que quebraderos de cabeza.